Un tango que antes de vestirse de lentejuelas en los escenarios se forjó en el polvo de las calles. Un tango que irrumpe con fuerza entre los juegos de los niños antes de revolucionar las dinámicas de seducción de los adultos.

Un tango que, habitando en el Olimpo de las artes, nunca abandona el universo de la diversión.

Un tango que evoca pasión, drama y bienestar.

Esta es la síntesis del espectáculo de tango argentino "Noches de Buenos Aires".

Como telón de fondo a las exhibiciones de los diez bailarines, una teatralidad delicada y natural que finaliza con la sutil narración de una historia que versa acerca del crecimiento del tango, en el tango y por el tango.

Todo comienza como un juego de niños, el tango irrumpe como modo de diversión y transgresión y finalmente acaba derivando en el tango de los adultos, donde impera la elegancia y el refinamiento, pasando por la sensualidad del tango de los adolescentes.
Tres etapas de la vida que describen este extraordinario baile argentino, tres caras diacrónicas y sincrónicas de la misma moneda: la diversión, la pasión y el arte. Cabe destacar dos momentos ricos de simbolismo: un baile en el limitado espacio de una pequeña mesa, que recuerda a la limitación de espacio de las abarrotadas milongas argentinas y demuestra que el arte puede florecer incluso en cuatro losetas. Una coreografía espectacular, dramática y apasionada, en el que el transformismo se apodera también de los bailarines, materializándose en una fusión completa entre el hombre y la mujer, una compenetración tan intensa como para llegar a intercambiar sus cuerpos.

Maria Chiara Zilli (periodista)